¿Eres feliz? Los hilos invisibles de la secta
Los hilos de las sectas son invisibles y se manejan en silencio. Son precisos muchos apoyos externos para poder entender la verdadera naturaleza de un problema con el que están vinculadas miles de personas. Es fácil entrar, pero es difícil salir, aunque no todo está perdido cuando hay decisión de seguir luchando.
Benja, nuestro protagonista, es un joven desorientado y en paro. La casualidad hace que se cruce en su vida una pregunta: ¿Eres feliz? Buscando la felicidad decide introducirse en las actividades de la secta Nueva Familia. Con ellos consigue cambiar y la maraña de hilos que le guían prometen llevarlo al límite de su crecimiento personal, pero… ¿en qué dirección?
Los acontecimientos se desarrollan de forma inesperada, su familia intenta luchar por él y deshacer el poder que la secta ejerce sobre Benja.
La historia de ¿Eres feliz? Los hilos invisibles de la secta no acaba, porque después de su lectura nadie puede permanecer indiferente.
Entrevista en la revista euskadinews sobre el libro. Clik aquí
Benja, nuestro protagonista, es un joven desorientado y en paro. La casualidad hace que se cruce en su vida una pregunta: ¿Eres feliz? Buscando la felicidad decide introducirse en las actividades de la secta Nueva Familia. Con ellos consigue cambiar y la maraña de hilos que le guían prometen llevarlo al límite de su crecimiento personal, pero… ¿en qué dirección?
Los acontecimientos se desarrollan de forma inesperada, su familia intenta luchar por él y deshacer el poder que la secta ejerce sobre Benja.
La historia de ¿Eres feliz? Los hilos invisibles de la secta no acaba, porque después de su lectura nadie puede permanecer indiferente.
Entrevista en la revista euskadinews sobre el libro. Clik aquí
¿Eres feliz? Los hilos invisibles de la secta. José Serna Andrés
José Serna Andrés nació en Madrid en 1951, pero es de Bilbao de casi toda la vida, pues ha residido en la ciudad desde los siete años. Es licenciado en Ciencias de la Información y Teología e imparte clases en un instituto de Bilbao. Es colaborador de prensa en las publicaciones: Deia, Bilbao y Goitibera.
En su última obra, ¿Eres feliz? Los hilos invisibles de la secta, se sumerge en los entresijos de las sectas, invisibles pero manejados en silencio.
Benja es el protagonista de esta historia, un joven desorientado y en paro. La casualidad hace que se cruce en su vida una pregunta: ¿Eres feliz? Buscando la felicidad decide introducirse en las actividades de la secta Nueva Familia. Con ellos consigue cambiar y la maraña de hilos que le guían promete llevarlo al límite de su crecimiento personal, pero… ¿en qué dirección?
Los acontecimientos se desarrollan de forma inesperada, su familia intenta luchar por él y deshacer el poder que la secta ejerce sobre Benja.
P: ¿Por que ha creído necesario escribir un libro como éste?
Comencé a escribirlo movido por la indignación y la solidaridad. Indignación porque comprobé directamente cómo se iba deteriorando la identidad de un chico joven al que conocí y cómo sufría su familia, especialmente su madre, al darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Ella no sabía qué hacer, dónde acudir, cómo explicárselo a los demás. Esa madre y su familia necesitaban, y siguen necesitando, solidaridad, personas que apoyen, que comprendan lo que ha sucedido y sigue sucediendo.
P: ¿Hasta qué punto el contenido de su obra refleja la realidad?
Ya lo he dicho, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, porque en una novela los personajes cobran vida propia para que la trama tenga unidad, pero he hecho un esfuerzo para documentarme en lecturas, congresos, entrevistas, contactos con personas afectadas, organizaciones de defensa de las víctimas… y aún así, todavía a uno le queda la duda de si es posible explicar lo inexplicable, porque los hilos del control de la libertad humana son invisibles, aunque todo está inventado ya en esta vida. Sin embargo, conviene conocerlo, tener datos, apreciar los movimientos sutiles de este tipo de organizaciones que en este momento viven la campaña del silencio. Cuantos menos debates, cuanta menos información se genere en la sociedad sobre esta problemática actúan con mayor impunidad.
P: ¿Entonces su obra es preventiva?
Efectivamente. En el fondo se trata de una cuestión de libertad humana, de salud mental. En medicina, cuando ya nada o casi nada se puede hacer, llega la cirugía, pero todo el mundo está de acuerdo en que la mejor medicina es la preventiva. Conocer los métodos de captación que se utilizan, poner atención cuando una persona se desgaja radicalmente de la familia, o tiene formas de actuar que, sin ningún motivo aparente, no concuerdan con su forma de pensar, estar demasiado tiempo en un grupo y sentir “síndrome de abstinencia” cuando pasa un tiempo sin mantener contacto, relacionarse única y exclusivamente con las personas de ese grupo y olvidarse del mundo anterior de familiares y amigos, no explicar qué hace una persona tanto tiempo en ese lugar, entregar cantidades de dinero enormes sin una justificación clara, cambiar de aspecto y de alimentación, dormir menos… Todo ello, o algo de ello, da que pensar. Y sobre todo, cultivar la libertad, la autoestima, la felicidad basada en el propio esfuerzo, no en conseguir ser un Supermán con un cursillo.
P: ¿Hay sectas y sectas o todas persiguen lo mismo?
Efectivamente, hay sectas y sectas. En principio, no todas las sectas son destructivas. No todas utilizan técnicas conocidas para controlar a las personas y crear socio-adicciones. Cualquier grupo, en una sociedad democrática, tiene derecho a organizarse en relación al credo o a las prácticas que desee. Y este tipo de sectas son secciones de grupos religiosos que funcionan especialmente en América. Podemos discutir, o no, el contenido de sus mensajes, pero tienen derecho a organizarse. El problema se plantea cuando nos adentramos en el caldo de cultivo de lo que llamamos sectas destructivas. E incluso en este campo tenemos que decir que la temática puede incluir cuestiones religiosas o no, pues surgen en torno a cuestiones de crecimiento personal, masajes, ecología, ovnis, esoterismo…, y el índice de peligrosidad no es el mismo en cada grupo. Supongamos que un grupo de este estilo utiliza diez técnicas de control, y otro solamente dos. Lógicamente, las consecuencias no son las mismas.
P: ¿Cómo de vulnerables somos ante esta problemática?
Dicen las personas expertas que cualquier persona es susceptible de entrar en una secta de tipo destructivo. Hablan de dos excepciones: las personas muy egoístas, que sólo se preocupan por ellas mismas, porque el gancho de un grupo de este estilo es la posibilidad de hacer un mundo mejor, y las personas muy desconfiadas, que piensan que nadie da duros por pesetas, y las poco sociables que difícilmente conviven en un grupo. El resto, de cualquier nivel cultural, puede ser vulnerable, aunque quizá en momentos especiales de la vida, sobre todo en momentos en momentos psicológicamente bajos a causa de algún problema económico, soledad, depresión…
P: ¿Cuáles son los factores de riesgo para caer en los hilos de una secta?
Nuestra sociedad necesita personas idealistas y que confían en todo el mundo, pero un excesivo idealismo y una excesiva confianza pueden acarrear problemas a causa de quienes venden humo y atan con cadenas. Necesitamos que las personas sean solidarias, que participen en asociaciones de todo tipo para crear sociedades civiles vivas que mejoren las cosas, pero en ese mercado de lo social y de la solidaridad se amparan quienes engañan, quienes hacen una oferta y después retienen a las personas con técnicas podo éticas. Hay un cierto desconcierto en algunas personas sobre muchas cuestiones de la vida, necesitamos una cierta seguridad, hay quien se aprovecha de la situación para dar tanta seguridad que la qua la persona queda anulada y sus decisiones personales no existen.
P: ¿Tan difícil es escapar de estas redes?
Es fácil entrar, pero es difícil salir. En esta vida nada es imposible. Hay personas que superan otras socio-adicciones. Se puede salir de la dependencia del juego, de sustancias como la droga o el alcohol. Si no han quedado daños psicológicos hay posibilidades de salir y reanudar una vida normalizada pero, como en los otros ámbitos de que acabamos de hablar, es fundamental el acompañamiento profesional. Y no hay demasiados profesionales especializados, aunque existan asociaciones que acompañan, sobre todo a familiares. Se crean unos lazos sociales de tal envergadura que, además de posibles amenazas, o desplazamiento a otros países, temen vivir a la intemperie porque rompieron con todo tipo de relaciones sociales cuando entraron en el grupo destructivo.
P: ¿Qué sensación pretende transmitir al lector mediante la lectura de este libro?
Es un saludable ejercicio bucear en la naturaleza humana. Sabemos que la felicidad y la libertad son sagradas. Todas las personas queremos ser felices, pero una felicidad que tiene cortadas las alas de la libertad, de la autonomía del propio yo, es una infelicidad perpetua. El proceso de una persona que se ve enredada en hilos invisibles de sentimientos, mentiras, presiones sutiles, cambio de personalidad, incluso cuando entra en juego la vida de un bebé, tiene que hacernos reflexionar, sobre todo desde un punto de vista de la prevención. Es muy interesante asociarse, pertenecer a grupos de todo tipo, pero con luz y taquígrafos, con transparencia. Si alguien, al cabo de poco tiempo de ser miembro de una asociación, rompe con la familia, cambia su manera de pensar, cambia bruscamente sus relaciones sociales… algo extraño sucede. Más que un listado de medidas, comprender el mecanismo de los hilos invisibles nos ayuda a ser más libres y a detectar cuándo se está quitando la libertad a otras personas.
P: ¿Qué recomendaría a un progenitor desbordado ante una situación como la que describe en su obra?
En primer lugar, que no se culpabilice. En segundo lugar, que no consienta que su vida se destroce por la situación, especialmente su familia, porque en muchos de estos casos la maraña de acusaciones, mentiras, desmentidos, sentimientos, dolor, interfieren en las relaciones familiares pues no es difícil que existan discusiones y enfrentamientos a causa de una problemática tan sutil. Hay bastantes casos de rupturas familiares sólo porque la problemática ha herido las relaciones. Y en tercer lugar, que acuda a profesionales o a una asociación como redUNE o Largantza. Eso no quiere decir que el problema está resuelto, ni mucho menos, pero el dolor es menor cuando se comparte, o cuando se comienza a entender a los familiares como víctimas.
José Serna Andrés nació en Madrid en 1951, pero es de Bilbao de casi toda la vida, pues ha residido en la ciudad desde los siete años. Es licenciado en Ciencias de la Información y Teología e imparte clases en un instituto de Bilbao. Es colaborador de prensa en las publicaciones: Deia, Bilbao y Goitibera.
En su última obra, ¿Eres feliz? Los hilos invisibles de la secta, se sumerge en los entresijos de las sectas, invisibles pero manejados en silencio.
Benja es el protagonista de esta historia, un joven desorientado y en paro. La casualidad hace que se cruce en su vida una pregunta: ¿Eres feliz? Buscando la felicidad decide introducirse en las actividades de la secta Nueva Familia. Con ellos consigue cambiar y la maraña de hilos que le guían promete llevarlo al límite de su crecimiento personal, pero… ¿en qué dirección?
Los acontecimientos se desarrollan de forma inesperada, su familia intenta luchar por él y deshacer el poder que la secta ejerce sobre Benja.
P: ¿Por que ha creído necesario escribir un libro como éste?
Comencé a escribirlo movido por la indignación y la solidaridad. Indignación porque comprobé directamente cómo se iba deteriorando la identidad de un chico joven al que conocí y cómo sufría su familia, especialmente su madre, al darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Ella no sabía qué hacer, dónde acudir, cómo explicárselo a los demás. Esa madre y su familia necesitaban, y siguen necesitando, solidaridad, personas que apoyen, que comprendan lo que ha sucedido y sigue sucediendo.
P: ¿Hasta qué punto el contenido de su obra refleja la realidad?
Ya lo he dicho, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, porque en una novela los personajes cobran vida propia para que la trama tenga unidad, pero he hecho un esfuerzo para documentarme en lecturas, congresos, entrevistas, contactos con personas afectadas, organizaciones de defensa de las víctimas… y aún así, todavía a uno le queda la duda de si es posible explicar lo inexplicable, porque los hilos del control de la libertad humana son invisibles, aunque todo está inventado ya en esta vida. Sin embargo, conviene conocerlo, tener datos, apreciar los movimientos sutiles de este tipo de organizaciones que en este momento viven la campaña del silencio. Cuantos menos debates, cuanta menos información se genere en la sociedad sobre esta problemática actúan con mayor impunidad.
P: ¿Entonces su obra es preventiva?
Efectivamente. En el fondo se trata de una cuestión de libertad humana, de salud mental. En medicina, cuando ya nada o casi nada se puede hacer, llega la cirugía, pero todo el mundo está de acuerdo en que la mejor medicina es la preventiva. Conocer los métodos de captación que se utilizan, poner atención cuando una persona se desgaja radicalmente de la familia, o tiene formas de actuar que, sin ningún motivo aparente, no concuerdan con su forma de pensar, estar demasiado tiempo en un grupo y sentir “síndrome de abstinencia” cuando pasa un tiempo sin mantener contacto, relacionarse única y exclusivamente con las personas de ese grupo y olvidarse del mundo anterior de familiares y amigos, no explicar qué hace una persona tanto tiempo en ese lugar, entregar cantidades de dinero enormes sin una justificación clara, cambiar de aspecto y de alimentación, dormir menos… Todo ello, o algo de ello, da que pensar. Y sobre todo, cultivar la libertad, la autoestima, la felicidad basada en el propio esfuerzo, no en conseguir ser un Supermán con un cursillo.
P: ¿Hay sectas y sectas o todas persiguen lo mismo?
Efectivamente, hay sectas y sectas. En principio, no todas las sectas son destructivas. No todas utilizan técnicas conocidas para controlar a las personas y crear socio-adicciones. Cualquier grupo, en una sociedad democrática, tiene derecho a organizarse en relación al credo o a las prácticas que desee. Y este tipo de sectas son secciones de grupos religiosos que funcionan especialmente en América. Podemos discutir, o no, el contenido de sus mensajes, pero tienen derecho a organizarse. El problema se plantea cuando nos adentramos en el caldo de cultivo de lo que llamamos sectas destructivas. E incluso en este campo tenemos que decir que la temática puede incluir cuestiones religiosas o no, pues surgen en torno a cuestiones de crecimiento personal, masajes, ecología, ovnis, esoterismo…, y el índice de peligrosidad no es el mismo en cada grupo. Supongamos que un grupo de este estilo utiliza diez técnicas de control, y otro solamente dos. Lógicamente, las consecuencias no son las mismas.
P: ¿Cómo de vulnerables somos ante esta problemática?
Dicen las personas expertas que cualquier persona es susceptible de entrar en una secta de tipo destructivo. Hablan de dos excepciones: las personas muy egoístas, que sólo se preocupan por ellas mismas, porque el gancho de un grupo de este estilo es la posibilidad de hacer un mundo mejor, y las personas muy desconfiadas, que piensan que nadie da duros por pesetas, y las poco sociables que difícilmente conviven en un grupo. El resto, de cualquier nivel cultural, puede ser vulnerable, aunque quizá en momentos especiales de la vida, sobre todo en momentos en momentos psicológicamente bajos a causa de algún problema económico, soledad, depresión…
P: ¿Cuáles son los factores de riesgo para caer en los hilos de una secta?
Nuestra sociedad necesita personas idealistas y que confían en todo el mundo, pero un excesivo idealismo y una excesiva confianza pueden acarrear problemas a causa de quienes venden humo y atan con cadenas. Necesitamos que las personas sean solidarias, que participen en asociaciones de todo tipo para crear sociedades civiles vivas que mejoren las cosas, pero en ese mercado de lo social y de la solidaridad se amparan quienes engañan, quienes hacen una oferta y después retienen a las personas con técnicas podo éticas. Hay un cierto desconcierto en algunas personas sobre muchas cuestiones de la vida, necesitamos una cierta seguridad, hay quien se aprovecha de la situación para dar tanta seguridad que la qua la persona queda anulada y sus decisiones personales no existen.
P: ¿Tan difícil es escapar de estas redes?
Es fácil entrar, pero es difícil salir. En esta vida nada es imposible. Hay personas que superan otras socio-adicciones. Se puede salir de la dependencia del juego, de sustancias como la droga o el alcohol. Si no han quedado daños psicológicos hay posibilidades de salir y reanudar una vida normalizada pero, como en los otros ámbitos de que acabamos de hablar, es fundamental el acompañamiento profesional. Y no hay demasiados profesionales especializados, aunque existan asociaciones que acompañan, sobre todo a familiares. Se crean unos lazos sociales de tal envergadura que, además de posibles amenazas, o desplazamiento a otros países, temen vivir a la intemperie porque rompieron con todo tipo de relaciones sociales cuando entraron en el grupo destructivo.
P: ¿Qué sensación pretende transmitir al lector mediante la lectura de este libro?
Es un saludable ejercicio bucear en la naturaleza humana. Sabemos que la felicidad y la libertad son sagradas. Todas las personas queremos ser felices, pero una felicidad que tiene cortadas las alas de la libertad, de la autonomía del propio yo, es una infelicidad perpetua. El proceso de una persona que se ve enredada en hilos invisibles de sentimientos, mentiras, presiones sutiles, cambio de personalidad, incluso cuando entra en juego la vida de un bebé, tiene que hacernos reflexionar, sobre todo desde un punto de vista de la prevención. Es muy interesante asociarse, pertenecer a grupos de todo tipo, pero con luz y taquígrafos, con transparencia. Si alguien, al cabo de poco tiempo de ser miembro de una asociación, rompe con la familia, cambia su manera de pensar, cambia bruscamente sus relaciones sociales… algo extraño sucede. Más que un listado de medidas, comprender el mecanismo de los hilos invisibles nos ayuda a ser más libres y a detectar cuándo se está quitando la libertad a otras personas.
P: ¿Qué recomendaría a un progenitor desbordado ante una situación como la que describe en su obra?
En primer lugar, que no se culpabilice. En segundo lugar, que no consienta que su vida se destroce por la situación, especialmente su familia, porque en muchos de estos casos la maraña de acusaciones, mentiras, desmentidos, sentimientos, dolor, interfieren en las relaciones familiares pues no es difícil que existan discusiones y enfrentamientos a causa de una problemática tan sutil. Hay bastantes casos de rupturas familiares sólo porque la problemática ha herido las relaciones. Y en tercer lugar, que acuda a profesionales o a una asociación como redUNE o Largantza. Eso no quiere decir que el problema está resuelto, ni mucho menos, pero el dolor es menor cuando se comparte, o cuando se comienza a entender a los familiares como víctimas.