Agua viva.

Hay momentos en los que necesitamos abrirnos a la trascendencia, dejar entrar en nuestro corazón a Dios. Las personas cristianas tenemos la suerte de vivir esa apertura desde los símbolos concretos de cada día, de forma cercana, desde la vida, como Jesús. En la historia, en lo visible y cotidiano -entre los pucheros, como decía santa Teresa- se hace presente Dios. A veces nos encontramos con tantas tareas pendientes que pensamos que nuestros proyectos son los proyectos de Dios, su reino. Pero el reino de Dios es de Dios. Y nos invita a no absolutizar nuestras propuestas, acciones, visiones del mundo...Estas profundas y sencillas oraciones están escritas para nosotros, para poderlas saborear y orar hoy; son como sal para los alimentos y luz en la tiniebla, para que el alimento se mantenga fresco y el agua sea siempre agua viva..
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
AGUA VIVA
Hoy es transgresor mezclar religión y poesía. Reconozco que he tenido serias dudas de presentar este libro ante personas que no necesariamente son creyentes. He preguntado sobre mis dudas y, al final, sin resolverlas del todo, he seguido adelante.
¿Por qué? Hay mucha gente que pregunta: "¿Dónde está tu Dios?". Cuando estamos tirados en el desierto de la vida, acosados por tanta oscuridad, por tanta sed, y nuestro espíritu no encuentra fuentes que traigan vida. Cuando añoramos fuentes limpias y alguien pregunta “Dónde está tu Dios”. Y señala con el dedo porque considera que ese Dios es quien mancha el agua del manantial, surgen estas dudas de las que acabo de hablar.
Pero he decidido seguir adelante con estas oraciones, o salmos, o poemas religiosos. ¿Cuál es la diferencia? El poema se crea, la oración se encuentra. Pero sólo encuentra quien busca.
En otro libro titulado “Salmos del siglo XXI”, que también ha sido publicado en euskera, He tenido el atrevimiento de despojar a los salmos de las costumbres del tiempo que se imponían y que se perpetuaban en el Antiguo Testamento. De la misma manera, he querido imprimir de evangelio la oración cristiana, el poema religioso, con los problemas de hoy. Lo fundamental no es conquistar el cielo, sino encontrarse con lo que auténticamente tiene vida en la tierra. En una oración hay algo de entrega, pero eso toca por dentro. Y no es oración cuando uno quiere apoderarse de lo sagrado para sacar beneficios de ello.
Puede haber poemas religiosos como una forma de humanismo, sin sombra de pietismo. Digo el texto dedicado al arzobispo Romero: “No me gustan los santos ni las santas, en sus pedestales huecos”, porque la escala del cielo está, como decía santa Teresa, entre los pucheros.
Y resulta que también puede haber poemas religiosos para descreídos. Hay personas a las que les gustaría poner un escarabajo en la tumba de ese Dios que, según Nietzsche, ha muerto. Pero que ponga flores, por favor, si considera que el próximo, el prójimo, como tal, ha muerto en nuestra sociedad. Uno puede pensar que resucitar a Dios es volver a resucitar el concepto de prójimo, otros piensan que no hace falta Dios para eso. No importa, el caso es que nos encontremos en el camino de las víctimas.
Agua viva es precisamente la invocación de una conciencia que, como el flujo de una corriente, no se detiene y se presenta más bien como algo que en última instancia es inapresable. Puede ser en diálogo con un tú con mayúsculas o con minúsculas. Eso es lo que menos importa.
Hoy en día, la sed es uno de los tormentos. Encontrar agua en el desierto es un milagro increíble. El nazareno, un día, después de un largo camino, se paró a hablar con una mujer, una mujer, sí, en aquella cultura, y una mujer samaritana, es decir, herética y extranjera, y además de mala fama. Entonces hablaron de agua viva. Y hasta sus discípulos se extrañaron de aquella conversación y no terminaban de entenderlo. ¿Por qué lo vamos a entender ahora?
Decía el profeta Oseas "Misericordia quiero y no sacrificios". Pero es en Jesús donde aparece con toda su fuerza y en su sentido más radical. Dios no está en el Templo, como un Señor que reside en un palacio. Está entre los pucheros, y sobre todo entre las víctimas. Los templos y los lugares sagrados muchas veces son espacios de encuentro, pero también pueden ser espacios para encerrar a Dios, para que no salga de ellos.
El mundo necesita agua, está sediento. Está sediento de agua física, de pan físico, de vivienda física, y está sediento de Agua Viva. Unos lo llamamos de una manera, otros de otra. En un mundo lleno de tanta miseria y tanta maldad esa pregunta resuena como una piedra en el cristal de mi comodidad: ¿dónde está Dios? ¿por qué sigue permitiendo tanto mal? Pero también podemos preguntarnos, ¿Dónde está nuestro concepto humanitario? ¿Por qué permitimos tanto mal? ¿Por qué miramos hacia otro lado?
Como suspira una cierva por las aguas vivas
así suspira mi alma
por Ti, mi Dios.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo
¿cuándo iré a contemplar el Rostro del Señor?
No tengo otro pan que las lágrimas, de día y de noche
yo que escucho decir cada día
"¿dónde está tu Dios?"
Poesía trascendente, con implicaciones religiosas y éticas o morales. La poesía mística está en un estrato superior.
Víctimas
Deus sem rosto.
Rosto de vítimas.
Imagem exacta.
Deus
sem mãos,
sem direitos,
sem pés,
sem dignidade,
sem olhos,
sem respeito,
sem coração,
sem ternura,
sem vitória.
Totalmente nu,
fracassado
e maltratado.
José Serna Andrés
(Offenbach, Comunidade católica de língua portuguesa)
Víctimas
Dios sin cara.
Rostro de víctimas.
Imagen exacta.
Dios sin manos,
sin derechos,
sin pies,
sin dignidad,
sin ojos,
sin respeto,
sin corazón,
sin ternura,
sin victoria.
Totalmente desnudo,
fracasado
y maltrecho.
José Serna Andrés, Ed Paulinas. "Agua Viva"
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
AGUA VIVA
Hoy es transgresor mezclar religión y poesía. Reconozco que he tenido serias dudas de presentar este libro ante personas que no necesariamente son creyentes. He preguntado sobre mis dudas y, al final, sin resolverlas del todo, he seguido adelante.
¿Por qué? Hay mucha gente que pregunta: "¿Dónde está tu Dios?". Cuando estamos tirados en el desierto de la vida, acosados por tanta oscuridad, por tanta sed, y nuestro espíritu no encuentra fuentes que traigan vida. Cuando añoramos fuentes limpias y alguien pregunta “Dónde está tu Dios”. Y señala con el dedo porque considera que ese Dios es quien mancha el agua del manantial, surgen estas dudas de las que acabo de hablar.
Pero he decidido seguir adelante con estas oraciones, o salmos, o poemas religiosos. ¿Cuál es la diferencia? El poema se crea, la oración se encuentra. Pero sólo encuentra quien busca.
En otro libro titulado “Salmos del siglo XXI”, que también ha sido publicado en euskera, He tenido el atrevimiento de despojar a los salmos de las costumbres del tiempo que se imponían y que se perpetuaban en el Antiguo Testamento. De la misma manera, he querido imprimir de evangelio la oración cristiana, el poema religioso, con los problemas de hoy. Lo fundamental no es conquistar el cielo, sino encontrarse con lo que auténticamente tiene vida en la tierra. En una oración hay algo de entrega, pero eso toca por dentro. Y no es oración cuando uno quiere apoderarse de lo sagrado para sacar beneficios de ello.
Puede haber poemas religiosos como una forma de humanismo, sin sombra de pietismo. Digo el texto dedicado al arzobispo Romero: “No me gustan los santos ni las santas, en sus pedestales huecos”, porque la escala del cielo está, como decía santa Teresa, entre los pucheros.
Y resulta que también puede haber poemas religiosos para descreídos. Hay personas a las que les gustaría poner un escarabajo en la tumba de ese Dios que, según Nietzsche, ha muerto. Pero que ponga flores, por favor, si considera que el próximo, el prójimo, como tal, ha muerto en nuestra sociedad. Uno puede pensar que resucitar a Dios es volver a resucitar el concepto de prójimo, otros piensan que no hace falta Dios para eso. No importa, el caso es que nos encontremos en el camino de las víctimas.
Agua viva es precisamente la invocación de una conciencia que, como el flujo de una corriente, no se detiene y se presenta más bien como algo que en última instancia es inapresable. Puede ser en diálogo con un tú con mayúsculas o con minúsculas. Eso es lo que menos importa.
Hoy en día, la sed es uno de los tormentos. Encontrar agua en el desierto es un milagro increíble. El nazareno, un día, después de un largo camino, se paró a hablar con una mujer, una mujer, sí, en aquella cultura, y una mujer samaritana, es decir, herética y extranjera, y además de mala fama. Entonces hablaron de agua viva. Y hasta sus discípulos se extrañaron de aquella conversación y no terminaban de entenderlo. ¿Por qué lo vamos a entender ahora?
Decía el profeta Oseas "Misericordia quiero y no sacrificios". Pero es en Jesús donde aparece con toda su fuerza y en su sentido más radical. Dios no está en el Templo, como un Señor que reside en un palacio. Está entre los pucheros, y sobre todo entre las víctimas. Los templos y los lugares sagrados muchas veces son espacios de encuentro, pero también pueden ser espacios para encerrar a Dios, para que no salga de ellos.
El mundo necesita agua, está sediento. Está sediento de agua física, de pan físico, de vivienda física, y está sediento de Agua Viva. Unos lo llamamos de una manera, otros de otra. En un mundo lleno de tanta miseria y tanta maldad esa pregunta resuena como una piedra en el cristal de mi comodidad: ¿dónde está Dios? ¿por qué sigue permitiendo tanto mal? Pero también podemos preguntarnos, ¿Dónde está nuestro concepto humanitario? ¿Por qué permitimos tanto mal? ¿Por qué miramos hacia otro lado?
Como suspira una cierva por las aguas vivas
así suspira mi alma
por Ti, mi Dios.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo
¿cuándo iré a contemplar el Rostro del Señor?
No tengo otro pan que las lágrimas, de día y de noche
yo que escucho decir cada día
"¿dónde está tu Dios?"
Poesía trascendente, con implicaciones religiosas y éticas o morales. La poesía mística está en un estrato superior.
Víctimas
Deus sem rosto.
Rosto de vítimas.
Imagem exacta.
Deus
sem mãos,
sem direitos,
sem pés,
sem dignidade,
sem olhos,
sem respeito,
sem coração,
sem ternura,
sem vitória.
Totalmente nu,
fracassado
e maltratado.
José Serna Andrés
(Offenbach, Comunidade católica de língua portuguesa)
Víctimas
Dios sin cara.
Rostro de víctimas.
Imagen exacta.
Dios sin manos,
sin derechos,
sin pies,
sin dignidad,
sin ojos,
sin respeto,
sin corazón,
sin ternura,
sin victoria.
Totalmente desnudo,
fracasado
y maltrecho.
José Serna Andrés, Ed Paulinas. "Agua Viva"